Cómo se muestra el genocidio de Gaza a la opinión pública de EEUU.

Damasco, 27 nov (SANA) Se han escrito millares de artículos sobre la situación prevalente en la Franja de Gaza y en estas notas quiero dar una muestra de cómo se manipula la opinión pública estadounidense para darle al pueblo una visión parcializada, ni balanceada ni objetiva, sobre el problema palestino.

Para ello trabajé con tres sectores “hacedores” de la opinión, los medios, los decisores políticos y el lobby pro- israelí, a dos de los cuales me refiero a continuación.

¿Cómo presentan el conflicto palestino los medios masivos o de alta audiencia en los Estados Unidos?

Mientras la crisis entre Israel y Gaza continúa, provocando protestas masivas en todo el mundo, los medios estadounidenses ofrecen un debate “sorprendentemente” limitado y de estrechos márgenes.

En los programas de noticias políticas de los fines de semana (principalmente los domingos), que son los que fijan la agenda y reflejan lo que los medios corporativos consideran las perspectivas más trascendentes sobre las historias más importantes, los invitados a hablar sobre Gaza se inclinan fuertemente hacia los políticos estadounidenses, especialmente aquellos con una fuerte influencia financiera y/o de lobby por parte del complejo industrial militar y los defensores de Israel.

Las conversaciones resultantes dejan poco espacio para protestar contra la guerra y el evidente genocidio en la así llamada Franja de Gaza.

Incluso en uno de ellos se expresó que una gravísima situación como en Gaza podría ocurrir en la frontera sur de los EEUU. (¡!)

Pudimos analizar una secuencia de emisiones televisivas trasmitidas durante los fines de semana, principalmente, que cubrían la actual conflagración en Gaza, del 29 de octubre al 19 de noviembre, tiempo durante el cual este tema ocupó una parte importante de la cobertura de los programas de entrevistas políticas.

Fueron en total 68 programas, principalmente con apariciones especiales de expertos y analistas en las cadenas ABC, CBS, CNN, NBC, Fox News Sunday y varias emisoras locales de Nueva Inglaterra, con un total de 47 invitados (Algunos aparecieron más de una vez).

De las 68 apariciones, 58 fueron de Estados Unidos. Si bien representantes del gobierno o del ejército israelí estuvieron cinco veces y en todos los medios principales excepto NBC , solo una vez apareció un invitado palestino: Husam Zomlot, miembro de alto rango de Fatah, embajador palestino en el Reino Unido, en CBS (5/11/23).

Veintiocho invitados tenían afiliaciones partidistas: 10 demócratas (que hicieron 18 apariciones), 19 republicanos (25) y un independiente (el senador Bernie Sanders), quien figuró una vez).

Cinco invitados representaron a organizaciones humanitarias internacionales: Philippe Lazzarini, comisionado general de la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (CBS , 29/10/23); Robert Mardini, director general del Comité Internacional de la Cruz Roja ( CBS , 29/10/23); Cindy McCain, directora del Programa Mundial de Alimentos (y viuda del exsenador republicano John McCain, ABC , 11/11/23), Dr. Murad Abed de Médicos del Mundo (CNN, 12/11/23) y Alan Yu (Center for American Progress, ABC,19/11/23). NBC, CNN y Fox no presentaron tales organizaciones durante el periodo estudiado. No fue entrevistado ningún académico, activista, experto en derecho internacional o derechos humanos, ni tampoco ningún líder pacifista o miembro de la sociedad civil de Palestina o de Israel.

De los 40 invitados estadounidenses, 14 tenían vínculos directos e importantes con el complejo militar industrial.

Estos incluyen cinco ex altos funcionarios militares, cinco miembros actuales o anteriores de la junta directiva o asesores de una empresa de la industria militar y cuatro miembros del Congreso que cuentan con una o más «industrias de defensa» entre las que más contribuyen a sus campañas para las elecciones de 2024.

Algunos de ellos tenían vínculos con más de una empresa militar industrial

Otros 19 estadounidenses entrevistados han recibido dinero de comités de acción política (PAC) de la industria militar durante sus carreras políticas; de ellos sólo la representante Pramila Jayapal (D-Wash.), el senador Bernie Sanders (I-Vt.) y el representante Jason Crow (D-Colo.) no tenían contribuciones de la industria militar durante sus carreras políticas. (Estos tres políticos generalmente rechazan el dinero de las empresas de armas).

Dieciocho de los estadounidenses entrevistados, quienes aparecieron 23 veces en total, tenían vínculos directos importantes con contribuyentes proisraelíes, entre ellos grupos influyentes del lobby proisraelí como J Street, Mayoría Demócrata por Israel y la Coalición Judía Republicana, pero fue dominado por el Comité de Asuntos Públicos Israelí-Estadounidense (AIPAC), de línea dura sionista.

La prioridad declarada actual del AIPAC es «ayudar a construir y sostener un sólido Congreso en los EEUU.», por supuesto, que sea incondicional de Israel.

Como se observa las opiniones fueron y son manipuladas con la adecuada selección de los entrevistados para que se favorezca a Israel, para que no se hable del caso palestino por largo tiempo, sino este último incidente de forma independiente, como si el absurdo y cruel ataque de Hamas surgiera de la nada, y no buscar una solución sino una prolongación del dominio israelí.

Eso es lo que se sirve en la televisión al pueblo estadounidense.

La acción política, principalmente en el Congreso de Washington D.C.

Voy a ir directamente a un ejemplo concreto, de una persona decente, de entre lo mejor que existe en el Congreso estadounidense.

En las últimas dos semanas, la senadora Elizabeth Warren se ha referido a la violencia desmedida impuesta al pueblo palestino por Israel como “horrible”.

Afirmó que Israel “tiene la obligación de proteger a los civiles” y que está comprometido a hacerlo según el derecho internacional .

Ha dicho repetidamente que Israel necesita “detener los bombardeos” y se hizo eco de los comentarios del secretario Antony Blinken de que Israel “tome todas las precauciones posibles para evitar daños a los civiles”.

En respuesta a sus llamados y a los de otros funcionarios estadounidenses a una pausa humanitaria, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, rechazó cualquier cambio de estrategia y prometió continuar el ataque con “todo su poder”.

El mensaje de Israel es claro: los llamados a una pausa humanitaria y las palabras de preocupación no cambiarán nada.

Si la senadora Warren no pide agresivamente un alto el fuego y condiciona a ello el futuro apoyo a Israel, seguirá siendo cómplice de la muerte de miles de palestinos y de violaciones del derecho internacional.

Las principales cadenas mediáticas reflejaron el llamado “pacifico” de la senadora, pero no mencionaron el rechazo del gobierno israelí a ese llamado.

Ninguna persona razonable se opondría a una pausa humanitaria para proporcionar a los civiles alimentos, agua, medicinas y otras necesidades, ni obstaculizaría las oportunidades para que los civiles buscaran seguridad.

Pero cuando se ha violado y se sigue violando el derecho internacional, una pausa humanitaria es como ponerle una curita a una herida de bala.

A diferencia de un alto el fuego más o menos permanente, no se incluye ningún compromiso ni pasos concretos hacia la reducción de la tensión.

Llevar ayuda a Gaza no significa mucho si los mismos hospitales, escuelas y campos de refugiados que la reciben quedan reducidos a un montón de escombros al día siguiente.

Una breve pausa para que los civiles busquen seguridad no tiene sentido si los palestinos no tienen forma de enterarse de la pausa, no tienen a dónde ir ni adonde regresar.

Israel está negando el acceso a las necesidades básicas; atacar hospitales, campos de refugiados, periodistas y palestinos que huyen; y, según defensores de los derechos humanos, utilizar fósforo blanco en violación del derecho internacional.

Israel ha demostrado repetidamente que, en el mejor de los casos, no le importan los civiles palestinos y, en el peor, los considera objetivos de violencia menos que humanos y dignos.

Ahora corresponde a la comunidad mundial proteger a los más de dos millones de palestinos que viven en Gaza de las campañas de bombardeos de Israel y de los peligros de una invasión terrestre prolongada.

La pausa de cuatro días desde el 24 de noviembre, es un paso positivo, pero el gobierno de Israel ha dejado en claro que la guerra continuará.

La señora Warren sabe que todo esto es muy inestable, sólo cuatro días y dirigido a que la opinión pública estadounidense y mundial piense que se está avanzado en buscar una solución al conflicto, que es infinitamente más complejo que liberar a unos pocos rehenes (lo que es sin dudas también necesario hacer).

La propia senadora dijo hace más de dos años (en abril de 2021), durante otra crisis, hablando con J Street- un grupo sin fines de lucro de estadounidenses que se describen a sí mismos como proisraelíes y pro-paz- que “vivir nuestros valores progresistas significa que no debemos hacer la vista gorda ante la catástrofe humanitaria en la Franja de Gaza”.

Hoy, la senadora Warren podría argumentar que sus llamados a una pausa humanitaria y sus tuits criticando las acciones de Israel están a la altura de esta promesa.

Pero en 2021 fue más allá.

Añadió que al “seguir proporcionando ayuda militar sin restricciones, no ofrecemos ningún incentivo para que Israel ajuste su rumbo”.

Para decirlo más claramente: las palabras de preocupación por los palestinos moribundos son tan valiosas como los pensamientos y las oraciones por las víctimas de la violencia de armas de fuego en los EEUU.

Cuando se condena con palabras, pero se apoya con acciones, se afianza el status quo.

La senadora Warren, el senador Blumenthal y muchos otros considerados progresistas deben pedir agresivamente un alto el fuego y negarse a ofrecer apoyo a Israel hasta que se logre un alto el fuego real.

Y no nos equivoquemos: todos los senadores y representantes llamados liberales o progresistas pueden ejecutar acciones para ayudar a los palestinos.

Como se establece en el libro de Franklin Foer, The Last Politician, en una crisis anterior (mayo de 2021), el presidente Biden le dijo al primer ministro Netanyahu: “Aquí estamos fuera de control. Se acabó». Y luego, escribe Foer: “Así fue.

Cuando terminó la llamada, Netanyahu había aceptado a regañadientes un alto el fuego”. Israel depende en gran medida de Estados Unidos tanto para su apoyo financiero como para su respaldo político en el escenario mundial (y viceversa, Israel fue el único país del mundo entero, que junto a los Estados Unidos votó contra la Resolución denunciando el Bloqueo anti- cubano).

La administración Biden puede imponer una inmensa presión al gobierno de Israel si así lo decide; Asimismo, los senadores y representantes del Congreso de los EEUU.

pueden ejercer una influencia extraordinaria, de quererlo.

Siguiendo con el ejemplo de la senadora Warren, su tibieza en exigir un alto el fuego la alinea con la influyente industria de defensa de Massachusetts, que es la principal receptora (junto a Connecticut, estado del senador Blumenthal) de contratos de defensa en Nueva Inglaterra, hogar de empresas gigantes como Raytheon, Lockheed Martin y el mayor proveedor de armas de Israel, Elbit Systems.

Desde su inacción ante un alto el fuego, pasando por su llamado a más fondos para la policía en los lugares de culto, hasta su silencio respecto del ataque violento de la Policía del Capitolio contra manifestantes pacíficos afuera del Comité Nacional Demócrata, la senadora Warren está siguiendo la línea del partido en lugar de honrar su promesa de defender la justicia.

Los congresistas, gobernadores de estado, alcaldes de grandes ciudades deben exigir agresivamente un alto el fuego permanente y negarse a ofrecer apoyo a Israel hasta que este se logre.

No hacerlo demostraría una vez más en la clase política estadounidense una decepcionante inconsistencia con sus declaraciones pasadas, una falta de claridad moral y una sorprendente hipocresía sobre la importancia de la acción sobre las palabras.

A Israel no le falta apoyo entre otros sectores más reaccionarios del Congreso de los EEUU.

En la Cámara de Representantes hay un denominado Grupo de Trabajo de los Aliados Congresionales de Israel (CIAC), formado por: Rep. Brad Sherman (D-CA), Rep. Steve Chabot (R-OH), Rep. Doug Lamborn (R -CO), Rep. Chris Smith (R-NJ), Rep. Don Bacon (R-NE), Rep. Brendan Boyle (D-PA), Rep. Larry Bucshon (R-IN), Rep. Lou Correa (D-CA), Rep. Jeff Duncan (R-SC), Rep. Lois Frankel (D-FL), Rep. Scott Franklin (R-FL), Rep. Louie Gohmert (R-TX), Rep. Paul Gosar (R-AZ), Rep. French Hill (R-AR), Rep. Ted Lieu (D-CA), Rep. Tracey Mann (R-KS), Rep. Grace Meng (D-NY), Rep. John Rutherford (R-FL), Rep. David Schweikert (R-AZ), Rep. Austin Scott (R-GA), Rep. Juan Vargas (D-CA), Rep. Tim Walberg (R-MI) y Rep. Frederica Wilson (D-FL). Un total de 24 representantes de los dos partidos.

Por su parte los senadores estadounidenses Ben Cardin (D-Md.) y Jim Risch (R-Idaho), presidente y miembro de alto rango del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, respectivamente, codirigieron la presentación de una resolución bipartidista del Senado en apoyo a Israel que obtuvo el apoyo de 99 de los 100 senadores.

El Presidente del Comité, Cardin, también pronunció un discurso en el Senado de los Estados Unidos reafirmando el apoyo del país a Israel y denunciando el horrible ataque de Hamas, destacando la urgente necesidad de confirmar a Jack Lew como Embajador en Israel. Además afirmó “No podemos permitir que ganen los terroristas. No podemos dejar que ganen. Y sé que no lo haremos, gracias a la resiliencia del pueblo israelí”.

Todos estos congresistas y senadores pro israelíes envían constantes mensajes y declaraciones a los votantes en sus circunscripciones, y son muchos de los entrevistados por los medios masivos, conformando una opinión basada en premisas falsas.

En cambio, los así llamados liberales o progresistas no se atreven a hacer lo mismo y de esa maneras se mantiene a muchos sectores del pueblo estadounidense en la más completa oscuridad, se desinforma y falsifica la historia y se niega que Israel sea la parte agresora.

Estas son dos de las configuraciones que hacen que la opinión pública de los EEUU. reciba una información cuidadosamente distorsionada del conflicto palestino. Aunque quizás en los EEUU. esta manipulación de la realidad sea más abrumadora y eficiente, no es exclusiva. Lo mismo sucede en la Unión Europea, y en muchos otros países.

La tercera es el lobby pro – israelí.

Por José R.Oro

Fuente: Prensa Latina

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