Prensa Latina: 11 años frente a la manipulación mediática sobre Siria

La presencia de Prensa Latina en Siria permitió desde 2011, en el preámbulo de una guerra calificada por los corresponsales de este medio como “despiadada, mercenaria y terrorista”, un oasis comunicativo frente a la manipulación mediática internacional.

Damasco, 16 jun (SANA)  La presencia de Prensa Latina en Siria permitió desde 2011, en el preámbulo de una guerra calificada por los corresponsales de este medio como “despiadada, mercenaria y terrorista”, un oasis comunicativo frente a la manipulación mediática internacional.

La apertura de la oficina, la primera en muchos años instaurada en el mundo árabe, recayó en el periodista Martin Hacthoun, cuyo ingreso a la agencia data de 1982, y respondió a las relaciones fraternales entre los dos países y la significación noticiosa de la región en ese momento.

El comunicador calificó como retos iniciales la búsqueda de un espacio seguro y con varios accesos, “porque llegó un momento en el cual los terroristas centraron sus acciones contra los profesionales, con el propósito de golpear el espectro social, político y económico sirio”.

Desde agosto de 2011 hasta mediados de 2012, Hacthoun desmintió en texto e imágenes las informaciones falsas difundidas en medios foráneos, sin testigos en el lugar de los hechos, respecto a una supuesta ocurrencia de atentados o el uso de tanques para aplastar protestas.

COBERTURA PERMANENTE

Luis Beatón llegó al país árabe con la tensión propia de quien acude a un escenario bélico, violento, mediado por sabotajes y bombardeos, y durante su permanencia hasta finales de 2012, constató la presencia diaria de fuertes estallidos.

Una vez, contó, estaba en el Ministerio de Información con Fady Marouf, actual corresponsal de Prensa Latina, y sintieron dos fuertes explosiones hacia el este; buscaron un transporte y, al llegar, advirtieron la detonación de dos coches bombas.

“Fue un atentado sangriento con 15 personas muertas y más de 300 heridos. Fui el primer periodista occidental que acudió al sitio y me impactó mucho ver unos cuadernos tirados en el piso llenos de sangre. Nosotros fuimos el único medio occidental que reflejó verdaderamente lo que pasaba”, añadió.

En el segundo semestre de 2013, como parte del proceso de relevo a Luis Brizuela, llegó a Siria Manuel Vázquez, actual corresponsal en Sudáfrica; en aquellos momentos el ejército, con la ayuda de la organización musulmana Hizbulah, ponía freno al avance de terroristas y recuperó zonas.

“Manteníamos una cobertura permanente del conflicto. Seguíamos una línea objetiva pero no imparcial porque hablamos de una guerra impuesta a una nación mediante el empleo de grupos terroristas. Contábamos la verdad oculta en los grandes medios”, reveló.

LA BATALLA MEDIÁTICA CONTINÚA

Roberto Castellanos, actual corresponsal en Egipto, llegó a Siria en agosto de 2014, “bajo un tórrido calor, como es habitual por esas fechas en Medio Oriente”, tras cruzar la frontera de ese país de la costa oriental mediterránea por la carretera que une Beirut, capital del Líbano, con Damasco.

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Esa vía, relató, era en aquel momento una de las pocas arterias de comunicación con el exterior y entre las más seguras, de ahí la cantidad de tropas apostadas con vehículos blindados en aproximadamente 35 kilómetros.

“Ya atardecía cuando llegamos a la ciudad, donde pasaría varios meses como corresponsal para cubrir el cruento conflicto, comenzado tres años antes. Comprendí rápidamente que, pese a las dificultades de un país en guerra, los residentes intentaban vivir con la mayor normalidad posible”, indicó.

Ejemplo de ello, refirió Castellanos, era el gran número de compradores desde prendas de vestir y artículos del hogar hasta alimentos, artesanía o especias en el Zoco Al-Hamidiyah, el más grande y central de esa nación, y ubicado en el casco histórico de la urbe capitalina.

Sin embargo, los sonidos y las consecuencias del enfrentamiento bélico resultaban una presencia constante: numerosos puntos de control en la ciudad; el eco de los combates en la periferia, específicamente, en Jobar, Guta Oriental o Jaramana, o el sobrevuelo de aviones y helicópteros.

“Desde la oficina de Prensa Latina, en la zona de Mezzeh, eran visibles los bombardeos diarios en la sureña barriada de Daraya, ocupada por grupos extremistas patrocinados desde el exterior. Por esa época ya el gobierno y el ejército lograron detener los atentados suicidas en la metrópoli”, precisó.

El conflicto, no obstante, era perceptible con crudeza: inflación, cortes de electricidad durante largas horas y, a su juicio, las colas en las gasolineras eran un recordatorio de una lucha por la integridad y la soberanía nacional frente a actores regionales y globales.

Uno de los recuerdos más vívidos de Castellanos aconteció durante su visita a Mleha, una pequeña localidad a unos 10 kilómetros de Damasco, apenas horas después de su liberación tras fieros combates que permanecieron por seis meses y la ocupación por extremistas armados.

“Allí era imposible encontrar una estructura sin daños: muros derrumbados, paredes cubiertas de impactos de balas, postes eléctricos en el suelo, edificios semidestruidos, sin ventanas ni puertas, son escenas que se repetían en cada cuadra”, evocó.

DEFENSA DE LA PAZ

Miguel Fernández regresó a finales de 2014 de una cobertura periodística en El Salvador y, a mediados de enero de 2015, salía de La Habana nuevamente rumbo a Damasco, “un sueño, pues hasta ese momento mi acercamiento al Medio Oriente no pasaba de la más elemental actualización informativa”.

“Pude tocar con las manos una cultura milenaria, ver y describir, en primera persona, las consecuencias de una guerra injusta y cruel contra una nación árabe. Fue quizás una de mis más aleccionadoras experiencias profesionales y humanas”, comentó Fernández, quien estuvo en el país durante 12 meses.

Para el corresponsal, resultó invaluable la posibilidad de palpar la bravura de ese pueblo, su afán de sobrevivencia y la decisión de resistir y vencer; así como compartir con ellos vicisitudes, miedos, peligros, alegrías y esperanzas.

“Conocer de primera mano las necesidades más perentorias de ese pueblo, visitar trincheras, fortificaciones y zonas de combate, abrazar al soldado que todavía olía a pólvora, ver las huellas de la violencia y la muerte incrustada en las calles y en los edificios, superaba cualquier expectativa”, concluyó.

Los rincones de Damasco mostraban siempre fotos y pancartas con imágenes de los mártires caídos en la lucha, así como del presidente sirio Bashar al-Assad, a quien entrevistó en 2016 el periodista de Prensa Latina Roberto García, hoy editor de la agencia de noticias.

Por allí pasaron también Oscar Bravo y Pedro García, en dos oportunidades. Todos recuerdan la ayuda invaluable de Fady Marouf, representante actual de la agencia, reconocido con la distinción Félix Elmuza y el Premio a la Dignidad, conferidos por la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).

Por Danay Galletti Hernández

Fuente: Prensa Latina

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