Nazik Al-Abed, la Juana de Arco de los sirios

Rompiendo con la norma de una sociedad -llamada masculina-, con su alta moral hizo que la sociedad la respetara, e incluso la siguiera. Entonces, ¿cuál es la historia de aquella mujer que fue la última persona en portar al héroe Youssef Al-Azma en la famosa Batalla de Maysalun?

Damasco, 9 abr (SANA) La capitana Nazik Al-Abed -quien participó en la batalla de Maysalun- fue la primera mujer Oficial del Ejército sirio y la primera en ostentar un rango militar en suelo árabe. En Occidente se la conocía como la Juana de Arco de los árabes.

Rompiendo con la norma de una sociedad -llamada masculina-, con su alta moral hizo que la sociedad la respetara, e incluso la siguiera. Entonces, ¿cuál es la historia de aquella mujer que fue la última persona en portar al héroe Youssef Al-Azma en la famosa Batalla de Maysalun?

Nazik Al-Abed nació en 1887. Su padre, Mustafa Pasha Al-Abed, era un notable de Damasco, que se hizo cargo de la gobernación de Karak y de la provincia de Mosul a finales del período otomano. Su madre, Farida Al-Jallad, pertenecía a la élite ilustrada de mujeres de la sociedad damascena. En consecuencia, Nazik creció en un ambiente de élite. Aprendió los principios de las lenguas árabe y turca en las escuelas Rashidi de Damasco y Mosuliya, y estudió francés en la escuela de monjas de Salihiya en Damasco. También aprendió inglés y alemán, y dominaba el turco cuando estuvo exiliada con su familia en Izmir durante la Primera Guerra Mundial. Posteriormente continuó sus estudios académicos en institutos educativos privados, además de aprender las artes de la fotografía y la música (el piano), y un claro interés por aprender las ciencias de enfermería y primeros auxilios.

Tan pronto como regresó del exilio a finales de 1918, comenzó su actividad literaria: escribió en algunos periódicos, como Lisan al-Arab, y utilizó las dos revistas, The Bride, como plataforma para expresar sus opiniones. Durante la revuelta árabe de 1916, fundó y dirigió la Asociación Nour al-Fayhaa y, como resultado, el rey Faisal la nombró presidenta de la Sociedad Estrella Roja en 1920, Bin Sharif Hussein, para publicar el 1 de febrero de 1920, una revista con el nombre de la sociedad “Noor Al-Fayha”, con el objetivo de promover el avance de las mujeres. También contribuyó a la creación del “Club de Mujeres Levantinas”, la Escuela de las Hijas de los Mártires y su biblioteca.

Nazik participó, conscientemente y con sentido de responsabilidad patriótica, en la vida política, ganándose la confianza del Rey Faisal, y se emitió una orden real que le concedía el rango militar honorario (capitana). Cuando los franceses comenzaron a prepararse para la invasión y la advertencia del Rey Faisal de partir (1920), hizo que ella tomara la iniciativa de establecer un hospital para los heridos y lo preparó en pocos días. Con las fuerzas francesas entrando en su Patria, Nazik al-Abed inició su lucha contra los colonizadores para unirse a las mujeres de Damasco en la protesta contra el mandato francés.

Fue exiliada de su Patria tras la entrada de los colonialistas franceses en Damasco a consecuencia de sus posiciones en Estambul entre 1920 y1922. A su regreso, los franceses vigilaron sus movimientos y fue sometida a diversos acosos, obligándola a buscar refugio en el este de Jordania. Comenzó a buscar amplios horizontes para la causa de su país, y su coraje la ayudó. Se ganó la vida viajando por América y capitales occidentales, explicando la realidad de su país y las demandas nacionales de su pueblo a los líderes de la política y la prensa. Recibió admiración y aprecio, y los periódicos occidentales elogiaron su audacia y heroísmo, llamándola “La Juana de Arco de los Árabes”. La viajera y escritora inglesa Rosetta Forris hizo de las posiciones de Nazik al-Abed el argumento de su novela “La pregunta”, publicada en 1922.

En 1929, Nazik se casó con Muhammad Jamil Bayham, quien representó a Beirut en la primera conferencia siria celebrada en Damasco en 1920. Ella se mudó a Beirut y fundó allí varias asociaciones sociales, entre ellas: la Asociación de Mujeres Trabajadoras, y con el estallido de la Gran Revolución Palestina, participó junto a sus camaradas mujeres árabes en la Conferencia de Mujeres Árabes en El Cairo, y en su discurso antes de la conferencia advirtió contra los esfuerzos sionistas para judaizar Palestina. Con el surgimiento de la Nakba en 1948 y el desplazamiento de miles de palestinos, fundó la “Asociación de Seguro de Empleo para Refugiados Palestinos” y continuó como su presidenta hasta su muerte. El número de sus instalaciones llegó a unas 22 escuelas, orfanatos y talleres.

El camino de Al-Abed no se vio frenado por el tiempo: a la edad de setenta años, fundó un comité cuya misión era educar a la madre libanesa en todos los ámbitos de la vida. En 1959 d.C., fue elegida presidenta y también fue honrada en la primera celebración del Día de la Madre en el Líbano celebrada a nivel nacional.

Nazik Al-Abed murió ese mismo año a la edad de 72 años. Dedicó su tiempo a luchar por el orgullo de su país, preservar su dignidad y elevar el nivel de conciencia de su pueblo. Fue enterrada en el cementerio familiar. en Bab Al-As, en el barrio de Al-Midan de Damasco, para que su memoria quede firmemente grabada en las mentes y en el espíritu de la Nación.

Fuente: Programa orígenes

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